Los primeros dientes del bebé: ¿cuándo salen? | Dentinos Skip to main content

La llegada de los primeros dientes de un bebé es un momento emocionante en el desarrollo infantil, pero también puede ser una etapa desafiante tanto para el pequeño como para los padres. Este proceso, conocido como dentición, marca el inicio de una serie de cambios importantes en la vida del bebé, desde su capacidad para masticar alimentos sólidos hasta su desarrollo del habla. Sin embargo, este proceso natural también puede venir acompañado de algunas molestias e incomodidades para el pequeño. 

En este artículo, exploraremos cuándo suelen aparecer los primeros dientes de un bebé y ofreceremos consejos prácticos para aliviar los síntomas asociados a esta importante fase de crecimiento. Con el conocimiento adecuado y algunas estrategias sencillas, los padres pueden ayudar a sus bebés a transitar este periodo con mayor comodidad y tranquilidad.

¿Cuándo salen los primeros dientes?

El proceso de la dentición varía de un bebé a otro, pero en términos generales, los primeros dientes suelen aparecer entre los 6 y 12 meses de edad. Es importante destacar que algunos bebés pueden comenzar a mostrar sus primeros dientes un poco antes, alrededor de los 4 meses, mientras que otros pueden tardar hasta los 14 meses o más. Esta variabilidad es completamente normal y no suele ser motivo de preocupación. 

El primer diente en erupcionar generalmente es uno de los incisivos centrales inferiores, los cuales están ubicados en la parte frontal y central de la mandíbula inferior. Posteriormente, suelen aparecer los incisivos centrales superiores, seguidos por los incisivos laterales, los primeros molares, los caninos y, finalmente, los segundos molares. Este proceso de dentición continúa hasta que el niño tiene alrededor de 3 años, momento en el cual la mayoría de los pequeños habrán desarrollado su dentadura de leche completa, que consta de 20 dientes temporales. 

¿Cómo reconocer los signos de la dentición?

La dentición es un proceso natural que puede traer consigo algunas molestias para el bebé. Es importante estar atento a los signos para poder aliviarlos y hacer este proceso más llevadero. Algunos de los síntomas más comunes de la dentición son: 

  • Babeo excesivo: uno de los primeros signos que puedes notar es un aumento en la salivación de tu bebé. Esto se debe a que la producción de saliva aumenta a medida que las encías se preparan para la erupción del diente. 
  • Irritabilidad o mal humor: el dolor y la incomodidad en las encías pueden hacer que tu bebé esté más irritable y llorón de lo habitual. También puede mostrar mayor sensibilidad al tacto y buscar el contacto físico para calmarse. 
  • Dificultad para dormir: el dolor en las encías puede interrumpir el sueño de tu bebé, haciéndolo despertar con más frecuencia o dificultando que se duerma. 
  • Pérdida del apetito: masticar puede ser doloroso durante la dentición, por lo que tu bebé puede rechazar la comida o comer menos de lo habitual. 
  • Encías rojas e inflamadas: las encías de tu bebé pueden hincharse, enrojecerse y sentirse sensibles al tacto. Esto es normal durante la dentición y suele desaparecer una vez que el diente erupciona. 
  • Mayor necesidad de masticar objetos: para aliviar el dolor en las encías, tu bebé buscará instintivamente masticar cualquier cosa que encuentre a su alcance. Esto puede incluir juguetes, dedos, ropa u objetos. 
  • Fiebre leve: algunas veces, la dentición puede provocar una fiebre leve (no superior a 38 °C). Sin embargo, si la fiebre es alta o persiste durante varios días, es importante consultar con un pediatra para descartar otras causas. 

¿Cómo aliviar las molestias de la dentición?

La aparición de los primeros dientes puede ser una etapa incómoda para los bebés, pero afortunadamente hay varios métodos que puedes emplear para aliviar sus molestias y hacer que este proceso sea más llevadero. A continuación, te presentamos algunos consejos efectivos para aliviar las molestias: 

  • Masaje en las encías: el suave masaje de las encías con tu dedo limpio o una gasa húmeda puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Aplica una ligera presión circular sobre las encías, especialmente en las áreas donde parece que el diente está a punto de salir. 
  • Objetos fríos: ofrécele a tu bebé un mordedor de goma fría o una cuchara fría para masticar. Asegúrate de que el objeto esté firme y no se rompa en pedazos pequeños que puedan ser ingeridos. El frío le proporcionará un alivio temporal del dolor. 
  • Analgésicos de venta libre: si el dolor es intenso y afecta el sueño o la alimentación del bebé, consulta con tu pediatra sobre la posibilidad de administrarle un analgésico de venta libre como paracetamol o ibuprofeno. Sigue estrictamente las instrucciones de dosificación indicadas en el paquete y no excedas la cantidad recomendada. 
  • Mantén la higiene bucal: limpia las encías de tu bebé con una gasa húmeda o un paño suave después de cada comida. Esto ayudará a eliminar el exceso de saliva y prevenir la irritación. Una vez que erupcione el primer diente, comienza a cepillarlo dos veces al día con un cepillo de dientes suave y un dentífrico con flúor diseñado para bebés. 
  • Ofrécele alimentos fríos o blandos: si tu bebé ya ha comenzado a comer sólidos, puedes ofrecerle alimentos fríos o blandos para aliviar el dolor en las encías. Algunas opciones incluyen puré de frutas frías, yogur frío o trozos de fruta congelada (como plátanos). 
  • Hidratación adecuada: asegúrate de que el bebé está bien hidratado, especialmente si la dentición está acompañada de babeo excesivo, lo que puede llevar a la pérdida de líquidos. 
  • Distracciones: desvía la atención de tu bebé del dolor ofreciéndole juguetes para masticar, cantándole canciones o leyéndole cuentos. El juego y la interacción pueden ayudar a calmarlo y reducir su irritabilidad. 
  • Ten paciencia y cariño: recuerda que la dentición es un proceso temporal que suele durar unas pocas semanas por diente. Ten paciencia con tu bebé y bríndale mucho amor y cariño durante este tiempo. 

Cada bebé es diferente, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. Es importante probar diferentes métodos y ver cuál proporciona el mayor alivio a su pequeño. Si las molestias persisten o los síntomas parecen anormales, siempre es aconsejable consultar con un pediatra para asegurarse de que no haya otros problemas de salud subyacentes.

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