Se realiza una evaluación inicial del diente a través de exámenes y radiografías para evaluar la necesidad de una corona dental y discutir opciones de tratamiento. La elección del tipo de corona se basa en factores como la ubicación del diente y las preferencias del paciente, asegurando un enfoque personalizado.

Se retira una cantidad específica de esmalte dental para crear espacio y asegurar que la corona encaje adecuadamente. La cantidad de esmalte eliminada varía según la corona y las necesidades del paciente. Se toma una impresión precisa del diente preparado como modelo para la corona personalizada.

Para proteger el diente preparado mientras se fabrica la corona definitiva, se coloca una corona temporal. Esto mantiene la funcionalidad del diente y evita la sensibilidad dental. Es esencial recordar que esta corona es provisional y se retira cuando la definitiva está lista.

La corona fabricada en el laboratorio se coloca en el diente preparado. El dentista verifica el ajuste, la oclusión y la estética. La corona se adhiere permanentemente al diente con un adhesivo dental especial. Se asegura que esté alineada con los dientes adyacentes y que la mordida sea cómoda.

Una vez colocada, se realizan ajustes finales según sea necesario, garantizando una oclusión y estética adecuada. Tanto la corona como el diente se pulen meticulosamente para lograr un resultado suave y natural, y así restaura la función y la apariencia del diente tratado.