El dentista o cirujano oral realiza una evaluación completa del paciente, que puede incluir radiografías, tomografías o modelos dentales. Con base en los hallazgos, se planifica el procedimiento y se discuten los detalles con el paciente.

Antes de la cirugía, se proporcionan instrucciones específicas al paciente, como evitar alimentos y bebidas antes del procedimiento o suspender ciertos medicamentos. Se puede administrar anestesia local o sedación según la complejidad de la cirugía y la comodidad del paciente.

Se lleva a cabo la cirugía oral según el plan previamente establecido. Durante la cirugía, el dentista o cirujano trabaja con precisión para abordar el problema oral o realizar el procedimiento deseado. El proceso puede variar en función del tipo de cirugía que se esté realizando.

Después de la cirugía, se brindan instrucciones detalladas sobre el cuidado postoperatorio, que puede incluir medidas de higiene, recomendaciones dietéticas y el uso de medicamentos recetados. Es fundamental seguir estas indicaciones para una recuperación exitosa.

Se programan citas de seguimiento para monitorear la recuperación y el progreso adecuado del paciente. Dependiendo del tipo de cirugía, la recuperación puede llevar algunos días o semanas, y es fundamental acudir a todas las citas para un óptimo resultado a largo plazo.