El primer paso es una evaluación completa de la salud bucal del paciente y una planificación detallada del tratamiento. Esto incluye radiografías, impresiones dentales y posiblemente imágenes de tomografía computarizada para evaluar la densidad ósea y la ubicación precisa de los implantes.

En una cirugía oral, se colocan cuatro implantes dentales en áreas estratégicas de la mandíbula o el maxilar. Estos implantes servirán como las bases sólidas para la prótesis fija. Después de la cirugía, se permite un período de cicatrización, que puede variar según el caso y la salud del paciente.

Una vez que los implantes han cicatrizado y se han integrado con el hueso, se toman impresiones precisas de la boca del paciente. Estas impresiones se utilizan para diseñar una prótesis fija personalizada que se ajuste perfectamente a los implantes y a la oclusión del paciente

En el laboratorio dental, se fabrica la prótesis fija utilizando los modelos y las impresiones tomadas. La prótesis puede estar hecha de materiales como cerámica, zirconio o una combinación de ambos, en base a las necesidades del paciente y  recomendaciones del odontólogo.

Finalmente, la prótesis fija se coloca sobre los cuatro implantes cuidadosamente. El odontólogo verifica el ajuste y la oclusión para asegurarse de que la prótesis funcione adecuadamente. Una vez que la prótesis asegurada, el paciente puede disfrutar de una restauración dental completa y funcional.