El torus mandibularis es una protuberancia ósea benigna que se desarrolla en la mandíbula, generalmente en la zona interna, cerca de la lengua. Aunque puede generar cierta preocupación en quienes lo detectan por primera vez, se trata de una condición anatómica inofensiva en la mayoría de los casos. Sin embargo, dependiendo del tamaño y la evolución, puede interferir en ciertas funciones bucales o en tratamientos odontológicos.
En este artículo te explicamos qué es exactamente el torus mandibularis, cuáles son sus causas, cómo se detecta, qué implicaciones tiene para la salud oral y cuándo es necesario un tratamiento.
¿Qué es el torus mandibularis?
El torus mandibularis es una exostosis, es decir, una formación ósea que crece de manera anormal pero no cancerosa en la mandíbula. Se localiza típicamente en la cara interna de los premolares, por debajo de la lengua, y suele presentarse de forma bilateral (en ambos lados de la mandíbula).
A diferencia de otras lesiones orales, el torus mandibularis no suele causar dolor ni síntomas notables. Muchas personas conviven con él sin ser conscientes de su presencia hasta que un dentista lo detecta durante una revisión de rutina o cuando comienza a dificultar el uso de prótesis dentales, ortodoncia o incluso la higiene bucal.
Causas del torus mandibularis
Las causas exactas del torus mandibularis no están completamente claras, pero los expertos coinciden en que se trata de una condición multifactorial. Entre los factores más destacados se encuentran:
Herencia genética: es común encontrar casos familiares, lo que indica una predisposición hereditaria.
Presión oclusal excesiva: la fuerza constante al masticar, especialmente en personas con bruxismo, puede estimular el crecimiento óseo.
Factores ambientales: dietas duras o con alto contenido de calcio y minerales también se han vinculado con el desarrollo del torus mandibularis.
Edad: aunque puede aparecer a cualquier edad, suele detectarse con mayor frecuencia entre los 30 y 50 años.
¿Cuáles son los síntomas?
En la mayoría de los casos, el torus mandibularis es asintomático. Es decir, la persona no siente dolor ni molestias. Sin embargo, cuando alcanza un tamaño considerable, puede producir:
Sensación de bulto en la encía o bajo la lengua.
Irritación con alimentos duros o durante el cepillado.
Dificultad para adaptar prótesis removibles.
Molestias en tratamientos de ortodoncia o cirugías dentales.
Es importante diferenciar el torus mandibularis de otros bultos o masas en la cavidad oral. Un diagnóstico profesional es esencial para descartar otras condiciones más graves, como quistes o tumores.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del torus mandibularis se realiza mediante una exploración clínica durante una revisión dental. El dentista puede identificar fácilmente la protuberancia ósea a través de la palpación y observación directa.
En algunos casos, especialmente si se plantea una intervención quirúrgica, se puede solicitar una radiografía panorámica o una tomografía (TAC 3D) para conocer con precisión el tamaño, la densidad y la localización del torus mandibularis.
¿Se debe tratar el torus mandibularis?
En la mayoría de los casos, el torus mandibularis no requiere tratamiento, ya que no representa un problema funcional ni supone un riesgo para la salud oral. No obstante, sí existen situaciones donde puede ser necesario intervenir:
Cuando impide la colocación de una prótesis dental.
Si produce dolor o molestias continuas.
En caso de traumatismos frecuentes por su tamaño.
Cuando interfiere con tratamientos como la ortodoncia o cirugía oral.
La única solución en estos casos es la cirugía oral, un procedimiento ambulatorio que se realiza con anestesia local. El especialista elimina el exceso óseo y permite que la zona cicatrice con normalidad.
¿Qué riesgos tiene la cirugía?
La extirpación quirúrgica del torus mandibularis es un procedimiento seguro, aunque como toda cirugía, conlleva ciertos riesgos. Los más habituales son:
Inflamación postoperatoria.
Dolor leve durante unos días.
Riesgo de infección si no se siguen correctamente las pautas de higiene.
Molestias al hablar o comer durante la recuperación.
La mayoría de los pacientes se recuperan en pocos días y pueden retomar su rutina habitual sin complicaciones.
¿El torus mandibularis puede volver a aparecer?
Es poco frecuente que el torus mandibularis reaparezca tras su eliminación quirúrgica, aunque no imposible. Si los factores causales persisten (como el bruxismo o la presión mandibular), es posible que vuelva a desarrollarse con el tiempo.
Por ello, tras la cirugía, el dentista puede recomendar medidas complementarias como férulas de descarga o cambios en la dieta y hábitos de masticación para evitar una recaída.
Convivir con el torus mandibularis
Cuando el torus mandibularis no causa molestias ni impide ningún tratamiento dental, lo más común es no hacer nada y simplemente llevar un control periódico. La mayoría de los pacientes conviven con esta protuberancia sin mayores inconvenientes.
Sin embargo, es fundamental mantener una buena higiene oral, ya que el relieve que forma puede acumular restos de comida o dificultar el cepillado. Usar cepillos interdentales o irrigadores puede ayudar a limpiar correctamente esa zona.
Recomendaciones clave
Si has notado una protuberancia en la parte interna de la mandíbula o tu dentista te ha hablado de torus mandibularis, ten en cuenta lo siguiente:
No se trata de una lesión peligrosa ni cancerosa.
Su tratamiento solo es necesario si hay molestias o interferencia funcional.
La cirugía es sencilla y se realiza con anestesia local.
Es fundamental un diagnóstico profesional para descartar otras patologías.
Mantener una buena higiene bucal y acudir a revisiones periódicas ayudará a evitar complicaciones.
El torus mandibularis es una condición anatómica más común de lo que parece. Aunque puede generar inquietud, especialmente si se detecta por casualidad, lo cierto es que en la mayoría de los casos no representa ningún riesgo para la salud bucodental. La clave está en su detección y seguimiento profesional.
Si tienes dudas sobre una protuberancia en tu mandíbula o necesitas adaptar una prótesis dental, no dudes en consultar a tu odontólogo. Un diagnóstico certero marcará la diferencia entre convivir tranquilamente con el torus mandibularis o tomar medidas para mejorar tu bienestar oral.