ATM

La articulación temporomandibular (ATM) es una estructura compleja que conecta el cráneo con la mandíbula, permitiendo una amplia gama de movimientos necesarios para funciones básicas como hablar, masticar y tragar.

¿Qué son los trastornos de la articulación temporomandibular?

Los trastornos de la ATM pueden afectar significativamente la calidad de vida de quienes los padecen. Estos trastornos pueden manifestarse de diversas formas, incluyendo dolor facial, dificultad para abrir o cerrar la boca, chasquidos o crepitaciones al mover la mandíbula, entre otros síntomas.

Comprender la anatomía y el funcionamiento de la ATM, así como los factores que contribuyen a los trastornos de esta articulación, es fundamental para el diagnóstico y tratamiento adecuados.

Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) son condiciones que afectan la función normal de la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo. Estos trastornos pueden implicar problemas estructurales, funcionales o musculares en la ATM y sus estructuras circundantes.

¿Qué es la articulación temporomandibular?

La articulación temporomandibular (ATM) es una estructura anatómica fundamental que une la mandíbula con el cráneo. Consiste en una articulación sinovial única que permite una amplia gama de movimientos, incluyendo la apertura y el cierre de la boca, así como los movimientos de lateralidad y protrusión necesarios para funciones como la masticación, la deglución y la comunicación verbal.

Los trastornos de la ATM, también conocidos como trastornos temporomandibulares (TTM), abarcan una variedad de condiciones que afectan la función y el bienestar de esta articulación. Estos trastornos pueden involucrar problemas estructurales, funcionales o musculares.

Causas de los trastornos de la articulación temporomandibular

Los trastornos de la articulación temporomandibular pueden surgir debido a varias causas, relacionadas con el complejo funcionamiento de esta articulación. Estas causas pueden inclui

01. Desgaste o desplazamiento

Del disco que se encuentra entre los huesos de la articulación, lo que puede resultar en la falta de alineación adecuada.

02. Daño en el cartílago

De la articulación debido a condiciones como la artritis, que pueden afectar la función normal de la articulación.

03. Lesiones traumáticas

Como golpes o impactos en la mandíbula, que pueden causar daño en la articulación temporomandibular.

04. Puede ser difícil de identificar

Sin embargo, en muchos casos, la causa exacta de los trastornos temporomandibulares puede no ser identificada de manera clara.

Síntomas de los trastornos de la articulación temporomandibular

los trastornos de la articulación temporomandibular pueden manifestarse con chasquidos o crujidos al abrir la boca o al masticar. Sin embargo, si estos sonidos no van acompañados de dolor o restricción en el movimiento de la mandíbula, es posible que no sea necesario recibir tratamiento para un trastorno de la articulación temporomandibular.

Los trastornos de la articulación temporomandibular pueden presentarse con una variedad de síntomas, que incluyen:

  • Sensibilidad o dolor al tocar la mandíbula.
  • Dolor en una o ambas articulaciones temporomandibulares.
  • Sensación de dolor agudo dentro o alrededor del oído.
  • Dificultad o molestias al masticar, a menudo acompañadas de dolor.
  • Dolores faciales intensos.
  • Sensación de bloqueo en la articulación, dificultando la apertura o el cierre de la boca.

Diagnóstico de los trastornos de la Articulación Temporomandibular

Para diagnosticar los trastornos de la Articulación Temporomandibular (ATM), tu médico o dentista llevará a cabo una evaluación detallada, comenzando por discutir tus síntomas y llevar a cabo un examen físico de tu mandíbula. Durante este proceso, es probable que realicen lo siguiente:

Paso 1

Observarán y sentirán la mandíbula mientras abres y cierras la boca, prestando atención a cualquier chasquido o restricción en el movimiento.

Paso 2

Evaluarán el rango de movimiento de tu mandíbula, observando cualquier limitación.

Paso 3

Aplicarán presión en áreas específicas alrededor de la mandíbula para identificar sitios de dolor o incomodidad.

Si se sospecha un problema, es posible que se requieran pruebas adicionales, que pueden incluir:

Paso 4

Radiografías dentales para examinar la estructura de tus dientes y mandíbula.

Paso 5

Tomografía computarizada (TC) para obtener imágenes detalladas de los huesos involucrados en la articulación.

Paso 6

Resonancia magnética (RM) para detectar problemas con el disco de la articulación o el tejido blando circundante.

En algunos casos, se puede utilizar una técnica llamada artroscopia temporomandibular para ayudar en el diagnóstico.

Durante este procedimiento, se introduce un tubo delgado (cánula) en el espacio de la articulación, seguido de una pequeña cámara (artroscopio) para visualizar el área y ayudar a determinar un diagnóstico preciso.

Factores de riesgo

Existen ciertos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos de la articulación temporomandibular, entre los cuales se incluyen:

  • Diferentes tipos de artritis, como la artritis reumatoide o la osteoartritis.
  • Lesiones previas en la mandíbula que puedan afectar la integridad de la articulación.
  • Bruxismo o apretamiento de los dientes de forma crónica, que ejerce presión adicional sobre la articulación temporomandibular.
  • Enfermedades del tejido conectivo que pueden generar complicaciones que afecten la articulación temporomandibular.

Tratamiento para los trastornos de la Articulación Temporomandibular

Analgésicos y antiinflamatorios: en casos de dolor moderado a severo, se pueden recetar analgésicos más fuertes, como el ibuprofeno en concentraciones de venta con receta, para aliviar el dolor y reducir la inflamación.

Antidepresivos tricíclicos: en dosis bajas, medicamentos como la amitriptilina pueden ayudar a controlar el dolor, el bruxismo y el insomnio asociados con los trastornos de la ATM.

Relajantes musculares: estos medicamentos pueden utilizarse temporalmente para reducir los espasmos musculares y aliviar el dolor asociado con los trastornos temporomandibulares.

Férulas orales o protectores bucales: estos dispositivos pueden proporcionar alivio al proteger los dientes y reducir la presión sobre la articulación durante la noche o en situaciones de estrés.

Fisioterapia: los ejercicios para estirar y fortalecer los músculos de la mandíbula, junto con técnicas como el ultrasonido, el calor húmedo y el hielo, pueden ayudar a mejorar la función y reducir el dolor.

Asesoramiento psicológico: la educación y el asesoramiento pueden ayudar a identificar y modificar comportamientos que agravan el dolor, como el bruxismo o el estrés, para mejorar la gestión del dolor.

Artrocentesis: un procedimiento mínimamente invasivo que implica la irrigación de líquido a través de la articulación para eliminar los desechos y productos inflamatorios.

Inyecciones: las inyecciones de corticoesteroides en la articulación o de toxina botulínica en los músculos de la mandíbula pueden proporcionar alivio del dolor en algunos casos.

Artroscopia temporomandibular: una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite la visualización y el tratamiento directo de la articulación temporomandibular.

Condilotomía modificada: un enfoque quirúrgico indirecto que aborda la ATM mediante cirugía en la mandíbula, pero no en la articulación en sí.

Cirugía de articulación abierta: una opción de último recurso que implica la reparación o reemplazo de la articulación temporomandibular, reservada para casos graves y refractarios a otros tratamientos.

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