La parestesia, en el contexto de la salud oral, se refiere a una alteración sensorial que afecta los nervios de la boca y la cara, resultando en una sensación de hormigueo, entumecimiento o pérdida parcial de la sensibilidad. Este fenómeno puede originarse como un efecto secundario de procedimientos dentales, como extracciones de muelas del juicio, implantes dentales o intervenciones quirúrgicas en la mandíbula.
Cuando estos procedimientos no se realizan adecuadamente, los nervios que controlan la sensación en los labios, lengua, mejillas o mandíbula pueden resultar dañados, llevando a la parestesia. La pérdida temporal o permanente de la sensibilidad puede tener un impacto significativo en la calidad de vida del paciente, afectando su capacidad para hablar, masticar y realizar otras funciones diarias.
Es fundamental destacar que, aunque la parestesia es un efecto secundario no deseado, es relativamente rara y a menudo está asociada con procedimientos más invasivos. Sin embargo, enfatiza la importancia de buscar la atención de profesionales dentales calificados para minimizar los riesgos.
¿Qué es la parestesia?
La parestesia es un trastorno de la sensibilidad de tipo irritativo que se manifiesta mediante sensaciones anormales, como el hormigueo, sin un estímulo previo aparente. Este fenómeno suele experimentarse en áreas como brazos, manos, dedos, piernas y pies, aunque puede afectar cualquier parte del cuerpo. En la mayoría de los casos, esta sensibilidad anormal es temporal y comúnmente se describe coloquialmente como la sensación de que alguna parte del cuerpo «se ha dormido».
La sensación de miembro dormido ocurre con mayor frecuencia cuando permanecemos en una posición que ejerce presión sostenida sobre un nervio, como cruzar las piernas durante un tiempo prolongado o dormir con una mano o brazo bajo la cabeza.
Sin embargo, cuando la parestesia se manifiesta de manera crónica o recurrente, puede estar asociada a lesiones en los nervios o a patologías que afectan las estructuras del sistema nervioso, tanto central (cerebro y médula espinal) como periférico (nervios periféricos). Los daños en los nervios y terminaciones nerviosas pueden ser temporales o permanentes, afectar a una sola rama de nervios o a varias, y dar lugar a diversos problemas que causan dolor y dificultades para caminar en los pacientes.
¿Qué es la parestesia facial?
La parestesia facial se refiere a la sensación de entumecimiento y pérdida de sensibilidad en alguna zona de la cara. Esta condición surge cuando el sistema nervioso en esa región se ve irritado por diversas razones. Cuando el nervio facial, encargado de controlar los músculos de ambos lados de la cara, se ve afectado por enfermedades u otras causas, puede desencadenar la aparición de este problema.
Síntomas de la parestesia
Los síntomas de la parestesia pueden variar según la causa y la ubicación específica del trastorno, pero generalmente incluyen:
- Hormigueo o entumecimiento: sensación de hormigueo, ardor o entumecimiento en la zona afectada.
- Sensación de «alfileres y agujas«: similar a la sensación de tener «alfileres y agujas» en la piel.
- Sensación de quemazón: algunas personas experimentan una sensación de quemazón en la zona afectada.
- Sensibilidad reducida: pérdida parcial o total de la sensibilidad en la región afectada.
- Dolor: en algunos casos, la parestesia puede ir acompañada de dolor, ya sea constante o intermitente.
- Debilidad muscular: puede haber una sensación de debilidad o dificultad para controlar los músculos en la zona afectada.
- Dificultades para coordinar movimientos: en situaciones más graves, la parestesia puede afectar la coordinación y el equilibrio.
Es importante señalar que estos síntomas pueden ser temporales o persistentes, dependiendo de la causa de la parestesia. Ante la aparición persistente de estos síntomas, es crucial buscar atención médica para identificar y abordar la causa subyacente.
¿Qué causa la parestesia?
La parestesia puede tener diversas causas, ya que está vinculada a afecciones que afectan tanto al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) como al sistema nervioso periférico. Entre las afecciones que impactan el sistema nervioso central, se incluyen el accidente cerebrovascular (ACV), los ataques isquémicos transitorios, la mielitis transversa, la encefalitis, el aneurisma cerebral, la malformación arteriovenosa cerebral, la esclerosis múltiple, la hernia de disco, las crisis epilépticas y diversos tipos de tumores cerebrales o de la médula espinal.
En cuanto a las causas relacionadas con el sistema nervioso periférico, son factores comunes: el síndrome de Guillain-Barré, la neuropatía periférica (que puede afectar uno o varios nervios periféricos), el síndrome del túnel carpiano, atrapamientos nerviosos y polineuropatías originadas por diabetes, alcoholismo, déficit de vitaminas B12 o ácido fólico, alteraciones en los niveles de calcio, potasio o sodio, así como ciertos tóxicos o fármacos. Además, infecciones como el herpes zóster, la enfermedad de Lyme transmitida por garrapatas, la lepra, la sífilis y el VIH/Sida también pueden desencadenar parestesia.
Existen también enfermedades menos conocidas, algunas de carácter hereditario, que pueden contribuir al desarrollo de la parestesia. La variedad de posibles causas destaca la importancia de una evaluación médica exhaustiva para identificar y abordar específicamente la causa subyacente de la parestesia en cada caso.
¿Cómo se trata la parestesia?
El tratamiento de la parestesia depende de la causa subyacente de la condición. En muchos casos, especialmente cuando la parestesia es transitoria y se asocia con una posición prolongada o presión sobre un nervio, no se requiere un tratamiento específico, ya que la sensación suele mejorar por sí sola una vez que se elimina la causa.
Sin embargo, cuando la parestesia es crónica o recurrente debido a condiciones médicas subyacentes más serias, el tratamiento puede ser más complejo. Algunas opciones de tratamiento incluyen:
Tratamiento de la enfermedad de origen
Si la parestesia está relacionada con una enfermedad como la diabetes, esclerosis múltiple o alguna otra afección médica, el tratamiento se centrará en controlar y gestionar esa enfermedad específica.
Fisioterapia
Para casos en los que la parestesia está asociada con lesiones nerviosas o atrapamientos nerviosos, la fisioterapia puede ayudar a mejorar la función nerviosa y aliviar los síntomas.
Medicamentos
En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para aliviar el dolor o la inflamación asociada con la parestesia.
Cirugía
En situaciones más graves, como tumores o hernias de disco que comprimen los nervios, puede ser necesario realizar procedimientos quirúrgicos para aliviar la presión sobre los nervios y restaurar la función nerviosa normal.
Es fundamental que las personas que experimentan parestesia busquen atención médica para determinar la causa específica y recibir el tratamiento adecuado. La automedicación o la falta de atención médica pueden llevar a complicaciones y a una gestión ineficaz de la condición.